El proyecto “Espacios de Paz” está convirtiendo "zonas de peligro" en "zonas de paz", a través del diseño participativo en zonas violentas del país. Liderado por la oficina venezolana PICO Estudio, el proyecto es el resultado de un taller de seis semanas de duración que involucró a cinco grupos de arquitectos, tanto de Venezuela como a nivel internacional. Cada grupo se centró en el desarrollo de un proyecto en una comunidad específica.
Mediante la transformación de los espacios no utilizados, como solares vacíos y áreas de vertederos no regulados, los proyectos buscan crear "dinámicas sociales que inviten a nuevas formas de convivencia y relaciones en las comunidades, transformar las categorías fundamentales que rigen la vida cotidiana: el uso del tiempo y el espacio". La participación de la comunidad fue clave para la iniciativa.
Mediante la transformación de los espacios no utilizados, como solares vacíos y áreas de vertederos no regulados, los proyectos buscan crear "dinámicas sociales que inviten a nuevas formas de convivencia y relaciones en las comunidades, transformar las categorías fundamentales que rigen la vida cotidiana: el uso del tiempo y el espacio". La participación de la comunidad fue clave para la iniciativa.
Descripción por los arquitectos. El Contexto
Espacios de Paz es un ejercicio de Diseño Participativo que busca activar procesos de trasformación física y social a partir de la autoconstrucción de espacios públicos en contextos urbanos conflictivos.
Promover una cultura de paz que propicie la convivencia ciudadana en armonía, pasa por resemantizar los territorios. Garantizar que aquellos “lugares de conflicto”, espacios signados por la práctica de la exclusión y la violencia como resultantes de la lógica del miedo, se transformen en la posibilidad de contar con un sitio de distensión, una “zona de tregua” para el encuentro y el disfrute colectivo, generando condiciones para dinámicas sociales que inviten a nuevas formas de convivencia y relaciones en las comunidades, transformar las categorías fundamentales que rigen la vida cotidiana: el uso del tiempo y el espacio.
Una oportunidad para trabajar en procesos de ampliación de información, aprendizaje, acuerdos y cooperación basados en el intercambio y transferencia de conocimientos y experiencias, convirtiendo las potencialidades humanas y territoriales en poder, en “capacidad de hacer”. Lograr que los individuos se diluyan y se reconozcan como un todo en la obra, conscientes de que en el resultado general se encuentra su aporte particular.
La Metodología
El marco es un taller de 6 semanas, desarrollado por colectivos de arquitectos de Venezuela y el mundo, de manera simultánea en 5 comunidades del país. Una semana inicial de preproducción en la que se ordena el funcionamiento, cuatro semanas centrales de diseño y ejecución del proyecto propiamente dicho y una semana final para la comprobación de los resultados.
Un colectivo nacional y/o una coalición entre dos colectivos nacionales, más otro colectivo extranjero conforman un equipo por cada espacio. Además de las comunidades; estudiantes, voluntarios e instituciones del estado, están implicados en el proyecto.
La estrategia consiste en operar de manera focalizada sobre territorios puntuales, espacios subutilizados a manera de resquicios, accidentes, márgenes o residuos, con la cualidad necesaria para que a partir de esa intervención primaria, se irradie progresivamente un proceso de transformación y consolidación del hábitat en el barrio.
Se trata de una práctica de vitalización socio-espacial que pone en crisis el modelo de los grandes proyectos de renovación urbana, que se piensan en abstracto al territorio, que demandan capital intensivo nacional, complejos procesos burocráticos y se concretan a largo plazo; en favor de soluciones que centran la atención en lo colectivo local, con el objetivo de conocer y transformar las necesidades, expectativas y dinámicas de la cotidianidad.
La participación a todo nivel, desde la formulación hasta la ejecución, aplicada como un mecanismo de autogestión del proyecto, involucra al ciudadano en la construcción del espacio público en medio de un proceso pedagógico que fortalece la cohesión barrial, el empoderamiento colectivo y hace uso de las instituciones gubernamentales.
Un espacio construido no sólo “para” la comunidad sino “por” la comunidad. Una reivindicación de la figura del arquitecto-obrero como un agente más del proyecto, que no se distingue sino que se camufla, que no sobresale sino que se incorpora al proceso.
El Resultado
Un proyecto de arquitectura colaborativa que visto en su complejidad de manera global, ha significado un gran esfuerzo de producción, en el que se lograron articular numerosos agentes para trabajar de manera conjunta, con un producto de 5 comprobaciones de espacios públicos en el barrio, en proceso de consolidación y expansión. El espacio público, en últimas, es solo un instrumento para empoderar a la comunidad de una herramienta metodológica que le permita trabajar con autonomía para transformar su realidad.
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